Si has llegado hasta esta publicación, posiblemente estás escribiendo una obra de ficción. Quizás percibes que hay cosas que no están funcionando y quieres evitar los errores comunes al escribir una novela.
También es posible que ya hayas terminado tu libro y quieres asegurarte de que todo está en orden. Sea cual fuere tu caso, déjame echarte una mano.
En esta entrega revisaremos tres errores que afectan la solidez de una novela. Tranquila, todos tienen solución, solo hay que detectarlos y hacer los ajustes necesarios.
Errores comunes al escribir que generan serios
problemas
Te contaba en mi artículo Errores al escribir que arruinan una novela que hay problemas menores que se solucionan en la edición sin mayor drama. En esta entrega revisaremos los aspectos que pueden hacer que tu historia pierda solidez y, en consecuencia, que no tenga la fuerza necesaria para despegar.
Hablo de estos tres problemas que suelen presentarse especialmente cuando somos escritoras noveles:
- Diálogos artificiales: los personajes no suenan como personas reales.
- Protagonistas sin rumbo: son personajes planos y sin evolución.
- Falta de planificación: resulta que la inspiración no es suficiente.
Estos tropiezos pueden hacer que los personajes no convenzan, que los diálogos suenen acartonados e incluso que la trama avance sin dirección.
¿Te ha pasado que al leer un texto narrativo has percibido que algo no encaja, que los personajes no evolucionan o que la historia se diluye sin propósito? Tal vez eso ha hecho que te sientas incómoda con el texto.
Ahora, imagínate que es el lector de tu novela quien tiene esa percepción. Además de sentir esa incomodidad, podría decidir dejar tu libro a un lado y no acabarlo. ¡Y eso es lo último que queremos! Prosigamos, entonces.
1. Diálogos artificiales: cuando los personajes no suenan como personas reales
Los diálogos son la voz viva de una historia. A través de ellos, los personajes muestran quiénes son, cómo piensan y qué los mueve. Pero cuando los diálogos suenan forzados, acartonados o demasiado explicativos, el lector deja de creer en lo que lee. Tanto en la trama como en los personajes. Consecuencia lógica: la historia pierde fuerza.
Estos son algunos de los errores más comunes al construir los diálogos entre personajes:
- Exposición disfrazada de conversación: ocurre cuando los personajes dicen cosas que suenan más a explicaciones que a una charla natural. Por ejemplo, en un diálogo entre hermanos:
“Como sabes, Juan, desde que mamá murió hace cinco años, he tenido que hacerme cargo de la empresa familiar.”
En la vida real, nadie le diría eso a su hermano, ¡especialmente porque ambos vivieron la misma experiencia! - Demasiada corrección gramatical: en la oralidad real, la gente se interrumpe, duda, usa muletillas y no siempre habla en frases perfectas. Si todos tus personajes se expresan como si fueran académicos, los diálogos perderán naturalidad.
- Falta de individualidad en la voz de los personajes: si todos hablan igual, sin matices ni particularidades, se pierde autenticidad. La forma de hablar es consecuencia de las experiencias de vida, de la forma como vemos al mundo y a nosotros mismos. Es imposible que una adolescente de Kenia se exprese igual que un abogado mexicano de 50 años.
💡 ¿Qué puedes hacer para mejorar los diálogos?
- Lee los diálogos en voz alta. Si te suenan raros o poco naturales, necesitas hacer ajustes.
- Escucha cómo habla la gente en la vida real. Graba conversaciones, presta atención a los ritmos y particularidades del habla cotidiana. Escucha a la gente en la calle, en el bus, en la cafetería… eso te ayudará a introducir matices propios de la edad, la clase social, el contexto, el nivel cultural y un montón de etcéteras.
- Emplea el subtexto. Me refiero a aquello que un personaje piensa, siente o desea, pero que no se dice directamente en sus palabras. Es el contenido implícito, lo que se asoma por debajo de lo que se dice. Piensa en la forma como te expresas en la cotidianidad: con frecuencia, seguramente ocultas, insinúas o evitas decir lo que realmente quieres transmitir. En la ficción pasa lo mismo.
Si quieres minimizar esos errores comunes al escribir, trabaja tus diálogos hasta hacerlos más verosímiles. Agudiza el oído y aprópiate de los matices que escuches. De esta forma, tus escenas ganarán profundidad y el lector tendrá una participación activa, pues deberá interpretar o completar lo no dicho.
Cuando un lector percibe que aquello que el personaje calla es más importante que lo que dice, establece mayor complicidad con el texto.
Observa este ejemplo:
—¿Ya te vas? Pensé que ibas a quedarte un rato más…
Tal vez lo que realmente quiso decir es: “No quiero que te vayas.” Pero no lo dice así por miedo, orgullo, inseguridad o por las razones que sea. ¿Ves cómo funciona? Estamos frente a un diálogo con capas. Y eso es oro puro en narrativa.
2. Protagonistas sin rumbo: personajes planos y sin evolución
Grábate esto: un personaje que no cambia, es incapaz de conmover. Y resulta tan artificial como una piedra lanzada al río que no genera ondas. Construir personajes estáticos es otro de los errores comunes al escribir textos narrativos.
La evolución del personaje —su arco— es uno de los elementos narrativos más poderosos para provocar identificación, tensión y empatía en el lector. De modo que revisa tu manuscrito: si tu protagonista comienza y termina la historia en el mismo estado interior, emocional o ideológico, seguramente hay algo que no está funcionando.
Cuando esto ocurre, el problema puede estar en que se ha contado la historia con cierta prisa, pero sin haber tomado en consideración la dimensión interna de los personajes.
Pero una novela va más allá de la trama; es decir, cuanto sucede “afuera”. El conflicto emocional de los personajes, sus decisiones o las contradicciones que puedan tener es tanto o más relevante que los acontecimientos. Especialmente en la literatura contemporánea.
Con una mano en el pecho, responde:
- ¿Tu personaje reacciona igual ante todos los eventos, sin matices?
- ¿No toma decisiones significativas?
- ¿No suele equivocarse, o si lo hace no resulta verosímil?
- ¿No tiene un deseo claro ni un miedo profundo que lo mueve?
Si es así, malas noticias. Has creado un personaje plano.
💡 ¿Cómo mejorar la construcción de tus personajes?
- Comienza por hacerte más preguntas: ¿Qué quiere realmente mi protagonista? ¿Qué está dispuesto a perder para conseguirlo? ¿Qué descubre sobre sí mismo al final que no sabía al principio? ¿Qué es innegociable para él? Las respuestas constituirán una guía para enriquecerlo y lograr que tu lector lo ame o lo odie… pero que no permanezca indiferente ante él.
- Observa su curva de transformación: del miedo al coraje, de la ignorancia al conocimiento, del aislamiento a la pertenencia, etc. La transformación del personaje es el núcleo de toda historia significativa.
No basta con que el protagonista actúe o se enfrente a conflictos externos: lo realmente valioso es que exista un proceso interior que revele su humanidad en tránsito. Esa curva es, justamente, lo que convierte la anécdota en literatura. Porque lo que realmente conmueve al lector no es lo que sucede, sino a quién le sucede y cómo eso lo hace cambiar.
- Respeta el pacto de lectura entre el lector y la historia, el cual tiene implícita la promesa de acompañar a alguien que lucha, que cambia, que enfrenta dilemas. Si todo alrededor de tu personaje sucede a pesar de él y no gracias a él, tu lector tendrá la impresión de estar frente a una figura decorativa, no a un ser de carne y hueso.
Que en tu universo narrativo el protagonista sea espejo y pregunta, posibilidad y advertencia, y no solo una excusa para evitar que otros brillen. Haz que sus decisiones dejen huella, que provoquen respuestas en los otros personajes, que modifiquen el mundo que habita. Si lo logras, habrás creado una fuerza narrativa capaz de sostener toda la historia.
3. Falta de planificación: otro de los errores comunes al escribir
El mito del genio inspirado sigue haciendo estragos, pese a que el romanticismo quedó por allá hace más de doscientos años. Convéncete: la inspiración nunca es suficiente.
Muchas escritoras comienzan con una imagen poderosa, una emoción intensa o una idea brillante; sin embargo, a mitad del camino se sienten perdidas, desmotivadas, sin saber cómo seguir. Lo que falló no fue la idea, sino la estructura.
Toda novela necesita un esqueleto narrativo que la sostenga. Recuerda: planificar no significa reprimir la creatividad con una camisa de fuerza, sino ofrecerle una ruta y un sentido. Al hacerlo, te libras de uno de los más comunes errores comunes al escribir una novela.
Cuando planificas, diseñas una arquitectura flexible que te permite explorar el universo que creas sin perder el rumbo. Es fácil salir bien librada cuando consideras cuáles son los puntos de giro que marcarán la tensión narrativa, o qué conflictos internos o externos están en juego y cómo se resolverán.
Cuando no hay un mapa mínimo, suelen aparecer algunos síntomas de problemas narrativos:
- Escenas que no aportan nada a la trama.
- Subtramas que se abren y no se cierran.
- Finales apresurados o incongruentes.
Y si estás escribiendo una novela experimental o fragmentaria, ¡con más razón debes planificar! Toda narración implica siempre una lógica interna y una coherencia estructural. No se trata de matar la inspiración, sino de protegerla del caos.
💡 ¿Qué puedes hacer para evitar estos errores comunes?
- Trazar el universo narrativo de tu historia. En detalle. Y sí, puede resultar exhaustivo, pero ten en cuenta que el conflicto emocional de una protagonista no se experimenta del mismo modo en un suburbio empobrecido que en una urbanización de clase media alta; no se vive igual una experiencia amorosa en tiempos de estabilidad que en medio de una dictadura o una pandemia.
De modo que es necesario delinear los entornos socioeconómicos, históricos y geográficos que configuran la textura vital del relato. La novela exige una integración entre el mundo interno de los personajes y las condiciones externas que los moldean. Una planificación integral, que articule emoción, entorno y temporalidad, permite que la historia respire, se enriquezca y cobre densidad.
- Usa estructuras narrativas que se ajusten a tu estilo. Entre las más conocidas se encuentran el viaje del héroe (salida del mundo conocido, iniciación o prueba y regreso transformado); el esquema en tres actos (inicio-nudo-desenlace) o la escaleta libre (escribe la secuencia de las escenas o bloques de contenido sin incluir diálogos ni descripciones).
- Permítete ser flexible: la planificación no es una cárcel, es una brújula. Y no pienses que planificar mata la creatividad; por el contrario, la canaliza. Te permite escribir con mayor libertad porque ya sabes hacia dónde vas.
En resumen, si se trata de evitar errores comunes al escribir…
Una novela sólida no depende solo del talento del escritor. Su éxito (o fracaso) está en relación directa con el trabajo consciente de quien escribe.
Ser capaz de corregir los errores que hemos abordado en este blog —diálogos artificiales, protagonistas sin rumbo y falta de planificación— puede marcar la diferencia entre un manuscrito que no termina de cuajar y una historia que realmente toca al lector.
Aún hay una tercera entrega sobre este tema… no puedes dejar de leerla si quieres conocer cuáles son los errores que pueden aniquilar tu novela. Literalmente.
Y si quieres seguir puliendo tu obra con herramientas profesionales y acompañamiento experto, te invito a visitar mi sitio web. Allí encontrarás recursos gratuitos, mentorías y cursos para transformar tu idea en un libro inolvidable.
🔗 Visítame en www.yanirayanez.com
Si te gustó este contenido también te puede interesar:
Cómo escribir un libro y no abandonarlo en el intento
Escribe un libro: guía completa para impulsar a tu carrera profesional