Si estás leyendo esto es porque quieres escribir un libro. Quizás sea una meta que te has planteado pero aún no la alcanzas. O tal vez, como yo, has avanzado en el proceso y ya casi puedes sentir el olor de tu libro recién impreso.
Créeme, no estás solo. Somos miles quienes hemos estado allí, justo donde te encuentras ahora: queriendo escribir tu libro sin saber por dónde empezar o con algunas páginas escritas pero con dudas de hacia dónde dirigirte.
Actualmente me desempeño como mentora literaria y correctora editorial. Próximamente, publicaré mi primer libro de poemas y estoy trabajando en una novela. Y mi curso PLOT: escritura en acción ha ayudado a muchas personas en la escritura de su libro.
Sin embargo, las cosas eran muy distintas hace apenas un par de años…
Por eso, este es el primer artículo de mi blog: te cuento quién soy y cómo llegué hasta aquí.
Entonces supe que quería escribir un libro
Tenía catorce años. Mi papá había fallecido hacía casi un año y mi abuelo materno unos pocos meses atrás. A duras penas había aprobado todas las materias de tercer año de bachillerato. No estaba en el mejor momento de mi adolescencia, definitivamente…
Durante esas vacaciones escolares, debo haber leído unos tres o cuatro libros. Había uno en particular que era, desde hacía rato, mi objeto de deseo.
No había podido leerlo antes porque me lo habían prohibido con el argumento de que había escenas muy fuertes y que no lo entendería, pero ya no había excusas: esa obra era una de las lecturas obligatorias de mi siguiente año escolar. Así que por algunas semanas pasé las tardes sumergida en la magia absoluta de Cien años de soledad.
Fue entonces cuando llegó el gran descubrimiento: ¡se podía hacer eso con las palabras!
Entendí que quería ser capaz de contar historias que hipnotizaran al lector, que lo hiciera contener el aire y acelerar su corazón como García Márquez lo estaba haciendo conmigo. Supe que quería escribir un libro.
La literatura: un camino sin retorno
El siguiente año escolar, tuve la suerte de tener una profesora de Literatura enamorada de los libros, quien nos hizo leer verdaderas joyas. De su mano, conocí a muchos de los mejores autores de todas las épocas de América Latina y el mundo.
Yo no perdía mi capacidad de asombro: de repente, las palabras se habían convertido en algo más: eran magia pura que permitía construir universos enteros.
Leí sonetos sobre de pastores que lloraban de amor y decenas de poemas llenos de princesas y pavos reales; supe de una hermosa mujer que flotó hasta el cielo envuelta en sábanas de Holanda; de un hombre quien comprendía en el instante de su muerte que estaba sobre la piedra de los sacrificios; de otro que decía que los murmullos lo habían matado.
Ese año escolar conocí también la historia de una guaricha que navegó por el Arauca y la de un gato negro que delataba a un homicida. Me conmoví con las historias de don Quijote, de Ulises y de Edipo… Era excesivo. Todo aquello ya era parte de mí. No había vuelta atrás.
También debí dejar atrás mis dudas y miedos
Vengo de una familia en la cual dedicarse a la literatura se traduce en el irrevocable “te vas a morir de hambre”. Aún así, estudié Letras y luego hice una maestría en Literatura Latinoamericana.
Gané un concurso de oposición en una universidad y llegué a ser jefe de la cátedra de Análisis Literario. Además, muchas veces trabajé de forma independiente como correctora editorial.
Durante y después de la pandemia, fui estratega de contenidos en una agencia de marketing digital. Y por añadidura, migré con mi familia a otro país.
A lo largo de esos años, escribí cuentos, poemas, y hasta llegué a comenzar una novela. Pero nunca me planteé en serio la posibilidad de escribir un libro: pensaba que eso era algo maravilloso que le pasaba a otras personas.
Me decía que no tenía tiempo: hacía demasiadas cosas y todas a la vez. Hasta que la vida me hizo detenerme: hace poco más de un año, me encontraba desempleada, en otro país y atravesando un burnout.
En ese momento, entendí que debía reconsiderar muchas cosas y marcar un nuevo rumbo. Tras un periodo de introspección, decidí qué quería hacer el resto de mi vida: escribir, publicar y ayudar a otros a hacer lo mismo, apoyarles para materializar su propósito de convertirse en escritores.
Superar las inseguridades para escribir un libro
Cuando nos iniciamos en la escritura, a menudo nos enfrentamos a diversas inseguridades que pueden obstaculizar nuestro desarrollo como escritores.
Entre las más comunes se encuentran el miedo al rechazo, la duda sobre la calidad de la propia escritura y la incertidumbre acerca de si se tiene algo valioso que aportar al mundo literario.
Pasé por esos momentos y sé que estas preocupaciones pueden ser paralizantes; de hecho, fueron esas las razones que me llevaron a posponer mis proyectos e incluso a abandonar la escritura por largos periodos.
Te doy algunas recomendaciones que pueden ayudarte a superar estas inseguridades. Las he puesto en práctica y me han dado resultado positivos:
- Conecta con otros escritores: unirte a grupos de escritura o participar en talleres puede proporcionar un valioso apoyo emocional. Recibir retroalimentación de personas que comprenden los desafíos del proceso creativo ayuda a reducir la sensación de aislamiento.
- Establece metas realistas: divide tus objetivos en tareas más pequeñas y manejables, para facilitar tu progreso y mantener la motivación. Te invito a celebrar cada logro, por pequeño que sea: esto refuerza la confianza en tus habilidades como autor.
- Acéptate tal como eres: si eres capaz de reconocer y valorar tus logros, posiblemente sea más sencillo que le ganes la partida al síndrome del impostor. Recuerda: la perfección no existe. Aprende a disfrutar del proceso.
- Toma una mentoría: un mentor es alguien que ya ha recorrido el camino que tú ahora inicias. Su experiencia y conocimientos te brindan orientación en el proceso de escribir un libro. Los mentores ayudamos a los autores a navegar sus inseguridades y desarrollar sus habilidades. También he tenido excelentes mentores que han impulsado mi carrera.
Finalmente, si eres de quienes luchan con inseguridades profundas, tal vez una terapia cognitiva puede ser una herramienta efectiva; en la mayoría de los casos ayuda a mejorar la autoestima y a cambiar patrones de pensamiento negativos.
Para escribir un libro hay que formarse
Si deseas perfeccionar tu escritura y llegar a ser relevante en el mercado editorial, debes comprometerte con tu proceso de formación continua. En este sentido, considero que hay dos factores determinantes :
- Participar en cursos y talleres de escritura: estos espacios proporcionan herramientas prácticas y técnicas que ayudan a desarrollar habilidades específicas, como la construcción de personajes, la creación de tramas efectivas y el manejo del diálogo. Además de adquirir conocimientos teóricos, puedes interactuar con otros escritores, lo cual facilita el intercambio de ideas y la retroalimentación constructiva.
- La lectura constante: sin duda, es un componente fundamental de la formación continua. Leer variedad de géneros y estilos amplía tu perspectiva sobre la literatura, enriquece tu vocabulario y potencia tu comprensión lectora. Además, al analizar cómo otros escritores abordan temas y construyen sus historias, puedes inspirarte y aplicar nuevas técnicas en tu propia praxis de escritura. Puedes visitar sitios web como Ciudad Seva, donde encontrarás una valiosa biblioteca digital.
Ciertamente, mi formación profesional, tanto la literaria como en la investigación, me ha dado herramientas invaluables para mi propia producción y para ayudar a otros. Aún así, leo continuamente y cada vez que tengo oportunidad tomo algún taller sobre un tema en el que deseo profundizar o actualizarme.
Te invito a invertir en formación continua a través de cursos, talleres y lecturas: son la clave para mejorar tu técnica, fomentar tu creatividad y tu confianza.
¿Por qué es importante encontrar tu voz?
Encontrar la propia voz como escritor es uno de los desafíos más emocionantes y transformadores del proceso creativo.
La voz literaria, ciertamente, es ese estilo particular de un escritor o la forma como maneja un conjunto de técnicas. Y también constituye la manera particular en que se traduce el mundo en palabras. Podemos decir entonces que es el puente entre tus experiencias personales y las historias que decides contar.
Ahora bien, el proceso de descubrir la propia voz es introspectivo y progresivo. Requiere tiempo, experimentación y, sobre todo, autenticidad. No se trata de imitar a tus autores favoritos, sino de escuchar tu particular visión del mundo y confiar en ella.
Te dejo por acá algunos consejos para encontrar tu voz literaria; son cosas que me han funcionado y que podrían resultarte útiles.
- Escribe todos los días: la práctica constante te ayudará a superar las inseguridades y afinar tu estilo.
- Experimenta con géneros y formas: probar diferentes estilos y técnicas te permitirá descubrir qué resuena contigo.
- Lee con intención: observa cómo otros autores estructuran sus textos; utiliza sus obras como inspiración, no como un molde.
- Conecta con tus emociones: escribe sobre temas que te apasionen o te afecten profundamente; no necesariamente debe ser en primera persona.
- Escucha tu entorno: la voz nace tanto de lo que vives como de lo que observas.
- Reescribe y revisa: escribir es reescribir una y otra vez. Es en el proceso de afinar tus palabras que tu voz se define y cobra fuerza.
- Sé paciente: la autenticidad no surge de la noche a la mañana; permítete evolucionar como escritor.
La voz de un escritor madura y se enriquece con cada página escrita, con cada experiencia vivida. Valora el recorrido, no lo veas como un destino. Ábrete al proceso y confía en que cada palabra te llevará más cerca de ella.
La disciplina: clave en tu proyecto de escribir un libro
Esto debes haberlo leído al menos una docena de veces, pero resulta es real: crear el hábito de escribir diariamente es la clave para obtener resultados. Y es que la creatividad no surge únicamente de la inspiración, sino de la disciplina.
Tener horarios fijos ayuda a entrenar a la mente para entrar en un estado de concentración profunda, lo que se traduce en un flujo creativo más consistente.
Al escribir de manera regular, mejora tu técnica y puedes vencer el miedo a la página en blanco. Además, es una excelente forma de desarrollar una relación más cercana con tu proyecto.
Estas son algunas sugerencias para crear hábitos productivos como escritor:
- Fija un horario específico: encuentra un momento del día en que tu mente esté más despejada. Sé que no siempre se puede, pero trata de escribir cada día a la misma hora.
- Crea un espacio dedicado a la escritura: diseña un lugar tranquilo y cómodo que te inspire a escribir un libro. Agrega lo que te gusta: aromas, velas, objetos. Es un regalo que vas a darte.
- Establece metas diarias: define objetivos pequeños, como un número de palabras o una cantidad de tiempo. Puedes también poner como meta culminar esa descripción o aquel diálogo… Solo no te traces objetivos inabarcables.
- Reduce distracciones: apaga las notificaciones de tu teléfono y mantén tu entorno ordenado. Avisa a quienes viven contigo que en ese lapso no deben interrumpirte.
- Sé constante, no perfecto: es mejor escribir algo mejorable cada día que esperar la «obra perfecta». Siente que estás en un espacio seguro para experimentar, cometer errores y evolucionar como escritor.
- Premia tu esfuerzo: reconoce tus avances, incluso los pequeños, para mantener la motivación. Mi premio favorito es un trocito de chocolate amargo al 75% 😀
Más consejos para aspirantes a escritores
Ser profesora de literatura y teoría literaria en pre y posgrado me permitió ampliar mis conocimientos y experiencia; además, me dio solvencia para acercarme como especialista a la literatura. Pero escribir es otra cosa.
Cuando escribes, estás tras bastidores, es como mirar la pantalla desde atrás, eres a la vez programador, programa y usuario… Debes enfrentar fantasmas y miedos, recuerdos dolorosos, traumas, ilusiones, emociones. La lista podría extenderse mucho, ¿cierto?
Hay días en que el trabajo con la escritura hace que mi ánimo se dispare y que todo fluya increíblemente. Otros, me siento frustrada porque las palabras no llegan, o al menos no como quisiera. Y hay oportunidades en que los temas que estoy tratando me afectan emocionalmente.
Todo es parte del juego. Escribir un libro puede ser como una montaña rusa, no solo en cuanto a la producción propiamente dicha, también por lo que puede moverse dentro de nosotros.
Te dejo acá algunas conclusiones a las que he llegado, y te invito a registrar los aprendizajes de tu proceso.
No temas compartir tu historia
Contar la propia historia puede parecer intimidante, pero es uno de los actos más valientes y gratificantes que un escritor puede realizar. Tu experiencia, por más cotidiana o extraordinaria que te parezca, tiene el poder de conectar con otros en un nivel profundo.
Las historias personales resuenan porque transmiten autenticidad, emociones y verdades universales que los lectores buscan en la literatura. Arriésgate.
Por otra parte, no temas a la crítica; recuerda que cada voz tiene un valor único, y la tuya merece ser escuchada.
Cuando compartes tu propia historia, creas un puente entre tus vivencias y las de los demás, mostrando que no están solos. Esto genera empatía, inspira y puede incluso ser de gran utilidad a quienes enfrentan desafíos similares.
Permítete ser vulnerable
La vulnerabilidad no es una debilidad; es una fortaleza que aporta profundidad y autenticidad a tus textos. Escribir sobre tus miedos, errores y anhelos te permite explorar emociones humanas universales y construir personajes más complejos.
Al mostrarte genuino, invitas al lector a involucrarse emocionalmente con tu obra, creando una conexión que trasciende la página.
Escribir un libro desde otras voces, miradas, percepciones
La escritura no siempre debe girar en torno al “yo”. Aunque tus experiencias son un punto de partida poderoso, uno de los mayores desafíos y recompensas como escritor es habitar otras perspectivas.
Al ensayar otras voces, puedes explorar nuevas maneras de narrar.
Ciertamente, en algunos proyectos de escritura esto puede ser muy complicado, pero piensa con qué facilidad te sumergías de niño en los juegos de roles. Algo parecido sucede cuando necesitas abordar temas complejos desde múltiples ángulos.
Experimenta escribiendo desde la perspectiva de alguien con experiencias muy distintas a las tuyas. Pregúntate: ¿Cómo piensa? ¿Qué siente? ¿Cómo reaccionaría ante los eventos de la trama?
Con la práctica constante, lograrás construir personajes tridimensionales que cautiven a tus lectores y crearás historias más auténticas y universales.
En el proceso, no temas cometer errores. Al final, la literatura es un acto de expansión: de ideas, emociones y mundos.
Incorpórate a una comunidad literaria
Escribir un libro puede ser un acto solitario, pero no tiene por qué ser siempre así. Unirte a una comunidad literaria te brinda apoyo, retroalimentación y motivación para avanzar.
Rodearte de personas que comparten tus objetivos te ayuda a mantener el entusiasmo por tu proyecto y te permite aprender de sus experiencias.
Comparte tus ideas, participa en talleres o grupos de escritura y sé generoso con tus conocimientos. Al construir una red de apoyo, amplías tus perspectivas y descubres nuevas maneras de abordar tus propios textos. Juntos, los escritores pueden superar desafíos que serían difíciles de enfrentar en soledad.
En conclusión…
Escribir un libro puede ser algo más que un sueño, o que una meta una y mil veces pospuesta. Habrá quienes piensen que basta con tomar la decisión de hacerlo, con dejar fluir esa historia que está ahí queriendo ser contada. Por mi experiencia, sé que no siempre funciona así.
Aunque esto pueda sonar como un lugar común, sí creo que existe un viaje hacia la escritura. Un viaje que en algunos casos lleva a buen puerto y en otros deja varado en mitad del camino a quien lo emprende. ¿Las razones? Hay tantas como viajeros existen.
He querido compartir contigo el mensaje de que sí es posible escribir un libro cuando se tiene el impulso interior, las razones correctas, la disciplina y la estrategia. Espero que estas herramientas y recomendaciones allanen tu camino y te permitan iniciar o culminar tu proyecto.
Recuerda: más allá de aquello que logras, lo importante es la persona en la que te conviertes.
Toma la decisión y da los pasos que te llevarán a ser el escritor que quieres ser.
¡Contáctame! En breve me comunicaré y conversaremos acerca de cómo puedo apoyarte.